Es Pujol de s'Era es un fragmento muy representativo del paisaje interior de la isla de Formentera. Campos de trigo y cebada, un pequeño bosque de sabinas, romero y enebro, y muros de piedra seca sobre una topografía prácticamente plana. La intervención busca refugio entre la vegetación existente y un fragmento de muro de piedra colocada en seco. Son estas dos directrices las que condicionan las dimensiones, la orientación y la altura total de una edificación de geometría austera que guarda paralelismos con la tradición arquitectónica de Formentera. Una arquitectura contextual gracias a la relación con el entorno, sin mimetismo.
La orientación norte-sur da lugar a una dualidad que el programa exigía y que la planta sintetiza radicalmente: segregar la actividad pública de la vida privada. La zona norte es la más expuesta, se aprecia con claridad desde el Camí Vell de la Mola, la vía de acceso. En el lado norte se encuentra un pequeño estudio de arquitectura, mientras que en el sur se ubica una reducida vivienda-refugio para una pareja. Además de buscar el asoleamiento, la orientación del refugio responde a la voluntad de apropiarse del pequeño bosque a modo de jardín autóctono, que no requiere transformación ni mantenimiento y provee intimidad y privacidad.
La orientación Norte-Sur de la propuesta da lugar a una dualidad que el programa exigía y que la planta sintetiza radicalmente: segregar la actividad pública de la vida privada.La zona norte es la más expuesta, se aprecia con claridad cuando se llega al kilómetro 2,3 del Camí Vell de la Mola, que representa la vía más importante de acceso. En el extremo norte se encuentra un pequeño estudio de arquitectura, mientras que en el sur se ubica un espacio de idénticas dimensiones concebido como una reducida vivienda-refugio para una pareja.A parte de buscar el asoleamiento, la orientación del refugio responde a la voluntad de apropiarse del pequeño bosque se savinas, romero y enebro, que se concibe como un jardín autóctono, el cual no requiere ningún tipo de transformación ni mantenimiento, y que genera un importante grado de intimidad-privacidad.Entre el estudio y la vivienda existe un núcleo de servicios que separa el trabajo de la vida privada, pero que a la vez los dota de infraestructuras: librería, archivo, baño, cocina, camas, armarios, instalaciones y dos paredes correderas que permiten fragmentar las dos zonas principales, segregando espacios más íntimos como un despacho anexo o una habitación de invitados. Se consigue así una cierta flexibilidad y multifuncionalidad.La envolvente que contiene el programa (12x12m.) se prolonga en las dos orientaciones principales generando espacios de transición entre el interior i el exterior, fundamentales en estas latitudes.
El volumen queda definido por una envolvente de fábrica de bloque de termoarcilla revestida y hormigón armado. Una sección extrusionada que representa la única parte de construcción húmeda de la obra. El resto de cerramientos interiores y exteriores se han ejecutado en seco, mediante cristal y madera de iroko.Un pequeño retranqueo perimetral en sección permite crear la sensación de que el edificio levita sobre el terreno en el que se emplaza. Es la transición entre un mundo artificial y las preexistencias de origen orgánico.Las aberturas laterales se han concebido como cortes que desgarran de arriba a abajo la fachada, fragmentando los alzados de levante y poniente, dotándolos de un "grano" más pequeño.Con el objetivo de lograr una mayor sobriedad y armonía, los elementos auxiliares y de mobiliario se han diseñado a propósito y se han escogido los mismos materiales que los utilizados en los elementos de compartimentación interior en seco.
La orientación norte-sur da lugar a una dualidad que el programa exigía y que la planta sintetiza radicalmente: segregar la actividad pública de la vida privada. La zona norte es la más expuesta, se aprecia con claridad desde el Camí Vell de la Mola, la vía de acceso. En el lado norte se encuentra un pequeño estudio de arquitectura, mientras que en el sur se ubica una reducida vivienda-refugio para una pareja. Además de buscar el asoleamiento, la orientación del refugio responde a la voluntad de apropiarse del pequeño bosque a modo de jardín autóctono, que no requiere transformación ni mantenimiento y provee intimidad y privacidad.
La orientación Norte-Sur de la propuesta da lugar a una dualidad que el programa exigía y que la planta sintetiza radicalmente: segregar la actividad pública de la vida privada.La zona norte es la más expuesta, se aprecia con claridad cuando se llega al kilómetro 2,3 del Camí Vell de la Mola, que representa la vía más importante de acceso. En el extremo norte se encuentra un pequeño estudio de arquitectura, mientras que en el sur se ubica un espacio de idénticas dimensiones concebido como una reducida vivienda-refugio para una pareja.A parte de buscar el asoleamiento, la orientación del refugio responde a la voluntad de apropiarse del pequeño bosque se savinas, romero y enebro, que se concibe como un jardín autóctono, el cual no requiere ningún tipo de transformación ni mantenimiento, y que genera un importante grado de intimidad-privacidad.Entre el estudio y la vivienda existe un núcleo de servicios que separa el trabajo de la vida privada, pero que a la vez los dota de infraestructuras: librería, archivo, baño, cocina, camas, armarios, instalaciones y dos paredes correderas que permiten fragmentar las dos zonas principales, segregando espacios más íntimos como un despacho anexo o una habitación de invitados. Se consigue así una cierta flexibilidad y multifuncionalidad.La envolvente que contiene el programa (12x12m.) se prolonga en las dos orientaciones principales generando espacios de transición entre el interior i el exterior, fundamentales en estas latitudes.
El volumen queda definido por una envolvente de fábrica de bloque de termoarcilla revestida y hormigón armado. Una sección extrusionada que representa la única parte de construcción húmeda de la obra. El resto de cerramientos interiores y exteriores se han ejecutado en seco, mediante cristal y madera de iroko.Un pequeño retranqueo perimetral en sección permite crear la sensación de que el edificio levita sobre el terreno en el que se emplaza. Es la transición entre un mundo artificial y las preexistencias de origen orgánico.Las aberturas laterales se han concebido como cortes que desgarran de arriba a abajo la fachada, fragmentando los alzados de levante y poniente, dotándolos de un "grano" más pequeño.Con el objetivo de lograr una mayor sobriedad y armonía, los elementos auxiliares y de mobiliario se han diseñado a propósito y se han escogido los mismos materiales que los utilizados en los elementos de compartimentación interior en seco.
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